Vuelve, LaRAÑA con su segundo número, que va a estar dedicado en gran parte al Premio Nacional de Cómic 2008, PACO ROCA, y que cuenta con una portada hecha por el propio dibujante, homenaje a una de las portadas clásicas del tebeo español.
La publicación tendrá su presentación oficial durante los fastos del XVI Salón Internacional del Cómic de Granada, entre el 10 y el 13 de marzo.
Noches color blues es la cuarta entrega de Jessica Blandy, además de representar la consolidación de la serie, sus ambientes y personajes. Si bien la entrega anterior había pasado de puntillas sobre los secundarios que habían aparecido en los dos primeros álbumes, en esta ocasión los guiones de Dufaux vuelven al ambiente urbano y sórdido que tan bien se le dan, y recupera a unos personajes interesantes y bien desarrollados que acompañan a Jessica en su aventura.
Renaud, que había hecho un muy buen trabajo en las entregas anteriores, se reafirma como un dibujante sobresaliente en composiciones de página, dándolo todo y creando unas escenas que simplemente pueden describirse como deliciosas. Su dominio de los cuerpos femeninos es sin duda magistral, pero al mismo tiempo tiene una maestría absoluta a la hora de representar personajes barriobajeros de aspecto descuidado, y no menos sorprendente es su talento a la hora de representar calles, edificios o interiores.
Pero más allá de lo gráfico, la historia se deja leer con facilidad, mantiene una continuidad con las aventuras anteriores, y nos deleita con un asesino en serie que se mueve por las salas de jazz. Nada es lo que parece, y el inteligente desenlace convence al lector de que Jessica Blandy es una lectura imprescindible. El guiño a los aficionados a la música vuelve a hacerse patente, como ya lo fuera en anteriores entregas, y el retrato unos los EE UU atemporales (a ratos parece que nos encontráramos en los años 40 ó 60, otras veces en los 70 u 80) es suficientemente sólido para que nos creamos la historia, los personajes y los escenarios que se nos presentan.
También es interesante ver como el personaje de Jessica muestra una sexualidad abierta, que el lector y la lectora pueden disfrutar en un par de excelentes páginas. Sin embargo, lejos de estar construidas como una simple muestra de cuerpos desnudos, Renaud se encarga de construir unos encuentros furtivos y apasionados que dejan muchísimo a la imaginación, y que demuestran que el sexo es un añadido, pero ni mucho meno el único aliciente de la serie.
Y para finalizar, recordar que el álbum es autoconclusivo, por lo que cualquiera que esté interesado en esta historia en concreto puede prescindir de las anteriores.
