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jueves, 29 de marzo de 2012

CAPITÁN AMÉRICA: EL PRIMER VENGADOR


El otro día vimos la última versión de El Capitán América, una película que sin lugar a dudas supera a la horrenda cinta de principio de los 90 no sólo en presupuesto y efectos especiales, sino también en el nivel de los actores, complejidad de la trama y respecto a los aficionados del héroe abanderado.

Uno de los aspectos más interesantes de la película es que tiene guiños a Thor y a Iron Man, y además sirve de prólogo a Los Vengadores. Uno de los espectadores nos comentó que, de hecho, ésta era la tercera vez que veía la película porque le recordaba muchísimo al cómic. Sin lugar a dudas, Hollywood está adaptando los superhéroes con una nueva perspectiva, intentando darles un sabor a “universo compartido” que tan bien funciona en los cómics. De momento parece que lo están consiguiendo.


domingo, 11 de marzo de 2012

EL DAREDEVIL ORIGINAL

Cuando uno menciona al superhéroe Daredevil, automáticamente pensamos en cierto abogado ciego vestido de rojo. Sin embargo, el Daredevil original era un superhéroe azulgrana que empleaba un boomerang creado por Charles Biro, un popular autor de cómic durante los años 40.

En Daredevil Comics #18 (1943) se cuenta la historia del personaje, una aventura llena de tópicos. El muchacho es criado por los pigmeos de las selvas de Australia (what the fuck!?) después de que sus padres muriesen asesinados, y allí aprende a hablar un inglés muy pobre que sazona con expresiones como “unga unga” (really, what the fuck!?). Posteriormente llega a la civilización y, como Tarzán, descubre que es heredero de una fortuna.

El cómics está bastante bien dibujado, pero el guión, además de tópico, es pobre. La información que dan los bocadillos es confusa en muchas ocasiones, e incluso hay ocasiones en las que no parece corresponderse con lo que ocurre en la viñeta. Otras veces, el guionista se olvida de que ha explicado algo unas páginas atrás, y vuelve a contarnos lo mismo.

El cómic es un buen ejemplo de los superhéroes de los años 40, que eran poco originales pero mostraban cosas que era imposible ver en otros lugares, ya que ni los efectos especiales eran gran cosa en el cine ni la televisión había comenzado a comercializarse. Sin duda una lectura entretenida, aunque con más valor histórico que literario.