La noticia cogía a los aficionados de cómics ayer por la mañana: Walt Disney Company compraba Marvel Entertainment por 2.798 millones de euros. Cada acción de Marvel ha sido comprada a 50 dólares, 12 más de lo que valían el pasado viernes, que se ha pagado en dinero y en acciones Disney.
A nadie se le escapa que Disney tiene un ojo puesto en las películas: los personajes Marvel que han pasado al celuloide han sido, salvando excepciones puntuales (y esperables), éxitos rotundos. Sirvan como ejemplos la trilogía de Spider-Man, que ha recaudado 2.500 millones de dólares a lo largo y ancho de todo el mundo, y X-Men Origins: Wolverine, que ganó 90 millones de dólares sólo en su primer fin de semana, y eso a pesar de que la película se había filtrado un mes antes por Internet. De hecho, el propio canal Disney XD estaba retransmitiendo más de 20 horas semanales de personajes Marvel, contando con una audiencia más que considerable.
El miedo ha cundido rápidamente entre aficionados y profesionales, que tienden a olvidar que Walt Disney no es ya una persona ni una empresa familiar, sino una multinacional con más de 150.000 empleados a lo largo y ancho del mundo. No es de extrañar que los jefazos de Disney hayan salido rápidamente a la palestra, explicando que Marvel disfrutará de bastante autonomía en lo referente a la gestión de sus personajes, sus líneas y los contenidos de estas, poniendo como ejemplo la libertad creativa que ya posee Pixard.
¿Qué va a cambiar? Las distribuidoras van a seguir siendo las mismas, pero pasado un tiempo Disney quiere convertirse en la única distribuidora de las películas de Marvel, abriéndose la puerta a la participación de Disney3D en las próximas películas, por no hablar de la posible colaboración con Pixard.
Hay que recordar que DC Comics, la principal rival de Marvel, fue adquirida en 1969 por Warner Bros. Entertainment, sin que ello fuera en perjuicio de la editorial de cómics, más bien todo lo contrario, contando con excelentes adaptaciones de animación y algunas películas de éxito más variopinto.
De hecho, desde que en 1973 Martin Goodman vendiese Marvel Comics a Cadence Industries, la editorial que crease a héroes como Spider-Man, Fantastic Four o X-Men ha cambiado de manos en no pocas ocasiones. En 1986 fue adquirida por New World Entertainment, sólo para revenderla en 1989 a Ronald Perelman, cuya especulación llevaría a la bancarrota de Marvel a mediados de los 90, siendo rescatada en el último momento por una de sus subsidiarias, la juguetera Toy Biz. La compra por parte de Disney parece que traerá estabilidad, ya que ambas compañías tienen intereses similares en la industria del entretenimiento, no siendo la compra una mera maniobra de especulación.
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