Tras el descanso navideño, volvemos con una reseña de Los Vengadores: Y el telón cayó, uno de los tomos recopilatorios que Panini está publicando en su intento de recuperar esta magnífica etapa de los años 80.
Es increíble lo que un dibujante competente y un guionista con talento son capaces de conseguir. Y es que, no nos engañemos, Al Milgrom nunca fue un gran dibujante: carecía del sentido del ritmo de John Buscema, la espectacularidad de George Perez o el preciosismo de John Byrne. No obstante, su estilo correcto y funcional se refuerza con las sólidas tintas de Joe Sinnott y se amolda perfectamente a un Roger Stern cargado de buenas ideas, que nos ofrece una de las mejores etapas de los héroes más poderosos de la Tierra.
Stern demuestra su profesionalidad a la hora de cerrar tramas pendientes de otros guionistas, pero también nos demuestras su talento a la hora de crear nuevos personajes o reutilizar a secundarios olvidados. Así, tres elementos van a marcar este tomo: el juicio a Hank Pym, que en un momento de locura había traicionado a sus compañeros y maltratado a su mujer; lo que parece un juicio normal va a ser un momento clave en la vida del ex-vengador, pues los Amos del Mal tienen planes para él. Al mismo tiempo, la marcha de Hank permite la llegada de nuevos vengadores, algunos viejos conocidos como Starfox y el Caballero Negro, pero otros nuevos, como la Capitana Marvel. También tendremos tiempo de conocer a alguna villana de nuevo cuño, como la peligrosa Piedra Lunar.
Cada capítulo es una auténtica joya cargada de acción y misterio donde los personajes, héroes y villanos por igual, evolucionan con interesantes subtramas que irán cristalizando en los próximos tomos. Aún queda por ver el destino de La Visión, la llegada de Sersi y, por si todo eso fuera poco, el regreso de John Buscema. Sin duda, el aficionado marvelita va a disfrutar estos volúmenes desde la primera hasta la última página.
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