Durante muchos años los tebeos tuvieron escaso prestigio, y no sólo en España, sino también en otras muchas partes de Europa y América. Cierto es que en España, por la evolución política particular que experimentó (
No obstante, algunas editoriales se fijaron en el interés que los tebeos despertaban en los más jóvenes, puesto que la imagen, al conjugarse con la palabra, hacía mucho más atractivo un texto, cualquier texto. Ediciones Bruguera decidió mezclar clásicos literarios, novela juvenil y cómic en una colección que, cosas de la añoranza, ahora se reedita en buena parte.
Los tebeos que presentaban eran malos, para qué engañarnos. Representaban momentos de la novela a la que acompañaban, pero ¡ay!, lo hacían de forma salteada, tres páginas de texto y luego una de viñetas, por lo que no había ritmo, ni se lucía el dibujante, y el guión era un calco y un resumen de lo que se narraba en el texto.
Pero éramos niños y los dibujos nos gustaban, nos facilitaban la lectura, y si en lugar de una sola ilustración podíamos encontrar cinco o hasta seis por página, mucho mejor. Recuerdo leer Moby Dick gracias a ese tebeo, y los Tres Mosqueteros, y por supuesto Nancy Drew. En la mayoría de las ocasiones la novela estaba tan amputada como el tebeo, pero lo cierto es que como iniciación a la lectura, en aquellos años, era estupendo. Hoy día, no obstante, los gustos son bien distintos y los tebeos tampoco tienen excesivo éxito entre los más jóvenes. Salvando excepciones, me temo, la reedición de estas novelitas son adquiridas por los padres, pero no serán los hijos quienes las lean.
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