The Crow es uno de esos cómics de culto que aparecieron en EE UU en los años 80, sufriendo un baile de editoriales y una enorme evolución en el dibujo a lo largo de los meses/años que llevó la confección de la historieta. En España lo conocimos, como tantas otras cosas, a través de una película con bastantes similitudes, pero que no posee ni de lejos la fuerza narrativa que el autor, James O’Barr, imprimió a las viñetas.
Y es que The Crow se basa, al menos en sus cimientos, en una historia real. El cómic es una historia de pérdida, que se basa en la propia experiencia de O’Barr, cuya pareja murió atropellada por un conductor borracho a finales de los 70. Posteriormente, leyó sobre una pareja que fue asesinada cuando se resistió a que le robasen un anillo de compromiso que apenas valía 20 $. El artista unió entonces su sentimiento de pérdida y aquella trágica historia y creó un personaje a través del cual pudiese exorcizarse.
Puesto que en el ejército O’Barr había adquirido cierta experiencia como dibujante, no le fue difícil crear su serie y dibujarla casi de un tirón, aunque no encontraría nadie que la quisiese publicar, posiblemente por el tono tan oscuro que poseía. Su dibujo, que evoluciona a pasos agigantados, es tremendamente siniestro, aterrador, aunque posteriormente lo combinaría con escenas muy luminosas y muchos menos opresivas, flashbacks en los que mostraba al protagonista y a su pareja antes de que los asaltasen y asesinaran.
La trama de la película y del cómic son bastante similares, si bien el cómic es mucho más violento y desgarrador. En la película juegan más con el cuervo que lo acompaña, mientras que en las viñetas no queda claro si el cuervo es real o no, puesto que aparece puntualmente, habla al personaje cuando nadie los ve suministrándole información, y no llega a morir en ningún momento.
Una obra impactante, que no ha perdido un ápice de atractivo a pesar de que hayan pasado casi tres décadas desde su creación.
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