Los lectores españoles apenas conocemos a Daniel Hulet, un maestro de la historieta que comenzó su carrera en solitario a los 30 años, en 1975, en la revista belga Tintin. Allí desarrolló estilos bastante dispares, como el humorístico Charabia, un gato antropomórfico; historietas de corte histórico o realistas, como Léo Gwenn.
Sin embargo, en España es conocido por la trilogía que comenzara en 1987, El estado mórbido, de la que sólo se publicó un tomo en nuestro país, aunque tras quince años de infructuosa espera un grupo de aficionados tradujeron y maquetaron los tomos restantes sin ánimo de lucro, simplemente para que los aficionados pudieran disfrutar de la obra mediante su descarga gratuita.
El primer tomo de El estado mórbido, titulado “La torre fulminada” fue publicado por Ediciones Zinco en sus momentos de decadencia, de ahí la pobre rotulación y la poco inspirada traducción (incluso se encuentran algunas faltas de ortografía). Sin embargo, estos defectos pasan a un segundo plano tan pronto como empezamos a leer y nos dejamos arrastrar por la trama: un joven dibujante de cómic se muda a un edificio antiguo que parece cargado de simbología, vecinos extraños y misterios ocultos.
Magistralmente desarrollada, con un muy buen ritmo y una distribución de las viñetas que casi podría describirse como violenta, la historia predomina en colores oscuros, creando una atmósfera tremendamente evocadora. Si bien no es un cómic de terror al uso, sí que inquieta y plantea numerosas preguntas, lo que nos lleva a introducirnos con más interés de lo habitual en la historieta.
Desgraciadamente es una obra poco conocida, pero sin duda una lectura estupenda para iniciarse al autor o al cómic adulto europeo.
Un maestro. La trilogía del "Estado Mórbido" es muy buena, pero es en "Immondys" donde realmente Hulet consigue a mi entender una obra maestra del tebeo de horror, quizás la más grande, por su enorme ambición y porque habla del auténtico terror de la existencia.
ResponderEliminarManuel Torcuato.
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